Mercedes y Jesús forman Merjés. Un matrimonio que ha descubierto la pasión por la pintura pocos años antes de jubilarse. Ya retirados se dedican a llenar las paredes propias y ajenas de lienzos en los que plasman el amor por la tierra en la que han nacido y vivido, Castilla la Mancha, y concretamente en su pueblo, Argamasilla de Alba, aquel de cuyo nombre Don Quijote no quiso acordarse.